En un mundo ideal esperaríamos a conocer con profundidad a alguien para juzgarlo pero, lo cierto, es que no funcionamos de esa manera.
Igual te preguntas que por qué te cuento esto. Paciencia, ahora te lo explico porque es mucho más relevante de lo que parece.
Antes, déjame decirte que estás en la página del curso de «Cómo hablar en Público», un evento presencial que se va a celebrar en Barcelona los próximos días 3, 4, 10 y 11 de marzo de 2023 y que, fundamentalmente, persigue que eso de plantarte delante de un grupo de personas y contarles cosas, deje de ser un problema para ti.
Esta es la promesa que te hacemos con este curso y, estamos tan seguros de que la alcanzarás que, si no hay un cambio sustancial entre el antes y el después del curso, te devolveremos tu dinero.
Te aseguro que no hay truco ni estrategia de márketing en lo que acabas de leer.
Te decía que juzgamos a los demás por las apariencias y, aunque lo sepamos, no lo podemos evitar.
Imagina qué pasa por tu cabeza cuando ves a una persona titubeando al hablar, cuando la ves hecha un flan, cuando escuchas que su voz se entrecorta y es tan monótona que duerme a las ovejas o es tan acelerada que te provoca taquicardia.
Imagina qué pasa por tu cabeza cuando no acabas de entender lo que te quiere decir porque no se explica bien o cuando, al final de cada frase, suelta un «¿vale?» o un «¿me explico?».
Por contra, imagina qué ocurre cuando ves a a alguien hacer lo contrario. La ves segura y relajada; la ves hablando con claridad y con voz firme; ves que es capaz de sonreír; ves que está cómoda cuando explica y, además, lo hace con claridad, sorprendiendo y siendo capaz de mantener tu atención.
Responde con honestidad; ¿juzgarías profesionalmente a las dos personas por igual?
Recuerda, responde con honestidad, no contestes lo que crees que sería justo.
Mira, hace muchos años que se conoce un fenómeno llamado efecto halo. Este fenómeno consiste en que la imagen que construimos sobre alguien, se basa en una sola característica de la persona.
Es decir, que una sola características como, por ejemplo, cómo viste, si te parece atractiva o cómo habla, nos sirve para interpretar cómo es TODA la persona.
Eso quiere decir que, si has llegado a la conclusión de que la persona no sabe hablar en público, es muy posible que también pienses que no es muy capaz profesionalmente, que su inteligencia es media, que no será un buen líder, etc.
Este fenómeno se conoce desde 1920, cuando fue descubierto por el psicólogo estadounidense Edward Thorndike y aunque creas que a ti no te afecta, es un sesgo del que ninguno podemos escapar.
La vida es así. Una característica, una única característica sirve para que nos hagan un traje completo.
✅ ¿Te dedicas a la formación y no conectas con tu público?
✅ ¿Eres un emprended@r en busca de clientes y notas que casi te tiemblan las piernas cuando tienes que presentar tu empresa o explicar a qué te dedicas?
✅ ¿Eres un profesional que quiere ascender y no acabas de mostrarte segur@ cuando intervienes en las reuniones?
✅ ¿Tienes un puesto directivo y sufres cada vez que tienes presentar cualquier cosa?
✅ ¿Eres un técnic@ y ves que cuando tienes que mostrar ideas, no llegas a los demás?
Existen un montón de situaciones en las que no saber hablar en público te aleja de tus objetivos y de tus metas.
Entiende que hoy en día, en la era de la marca personal, no saber hablar en público te cierra puertas y te deja fuera del premio gordo.
Yo pasé por ahí, yo fui uno de esas personas que no sabía hablar en público, así que quiero contarte cómo fue mi primera vez. Ya sabes, la primera vez nunca se olvida y te prometo que mi primera vez, nunca la olvidaré.
Fue en una clase de mi carrera de psicología, en la asignatura de psicoterapia. Tenía que desarrollar un tema delante del resto de mis compañeros y delante de mi profesor, Antoni Talarn.
Antes que yo, había intervenido mi amigo y compañero, Jordi y, como siempre, había estado brillante.
Lo que ocurrió a continuación fue una auténtica pesadilla.
Salí con mis papeles, subí a la tarima y me situé delante de mis compañeros. De repente, mi boca se secó, comencé a sentir una presión aguda en la boca del estómago, dejé de escuchar los sonidos de alrededor y sólo fui capaz de oír con fuerza el latido de mi propio corazón.
Sentía que mi cuerpo ni me pertenecía, ni me obedecía y, ¿sabes qué fue lo más alucinante?, que dejé de ver nítido en la periferia y sólo podía ver claro en el centro de mi campo visual.
A eso se le llama visión de túnel y ocurre en situaciones de pánico, cuando nuestro cerebro entiende que debe centrar toda su atención en la amenaza que hay delante de nosotros y olvidarse de todo lo demás.
Hablar en público no debería ser causa de pánico pero a mí me estaba pasando.
No tengo que decirte que, obviamente, no recordé nada de lo que tenía que explicar y que de mi boca, sólo salieron banalidades y repeticiones.
Al cabo de dos minutos –que me parecieron dos horas– quería que la tierra se abriese y que me tragase entero y para siempre.
Quería huir.
Y lo peor no fue eso. Lo peor fue cómo todo eso afectó a mi autoestima y más cuando algunos de mis compañeros de clase bromearon comparando mi actuación con la de mi amigo, Jordi.
❌ ¿Cómo crees que me vieron a partir de ese momento?
❌ ¿Crees que pensaron que yo era muy inteligente y muy capaz?
❌ ¿Crees que hubiesen optado por mí para ayudarles como terapeuta?
La respuesta está clara, ¿verdad?
Te prometo que lo que has leído es tan cierto como que me estoy tomando mi tercer café de la mañana mientras escribo estas líneas.
No sé si a ti te ha pasado algo similar o no pero te aseguro que, para un tipo tímido como yo, tener un episodio de ansiedad como el que tuve ese día, no me ayudó, precisamente, a ganar seguridad en mí mismo.
Si en aquel momento alguien me hubiese dicho que, 4 años más tarde, me iba a ganar la vida hablando en público, le hubiese dicho que estaba loco.
Pero así fue y, desde hace unos 25 años, me dedico a la formación y he hablado delante de más de 12.000 personas –seguramente, me quedo corto–.
Y no sólo eso, si no que, desde hace más de 18, procuro que a otras personas no le pase lo mismo que me pasó a mí, aquel día.
Es más, procuro que esas personas disfruten, se diviertan y persuadan cuando tienen que hablar delante de otras.
En un momento te explico cómo.
Sinceramente, existen cinco mil millones de curso sobre cómo hablar en público. De hecho, existen cinco mil millones de cursos de todo y sabemos que es complicado decidir cuál es el que te conviene.
A mí me pasa igual cuando estoy en tu situación y sé que lo peor que podría hacer en estos momentos es venderte la moto y decirte que somos la bomba y que, como nosotros, nadie.
No lo voy a hacer, entre otras cosas porque hay gente muy buena por ahí.
En lugar de eso, voy a darte una serie de información para ayudarte a que tú tomes la decisión.
Así que, lo que vas a leer a continuación es información, pura y dura, libre de adjetivos, de hipérboles y de juicios acerca de lo bueno que somos.
Sólo información y datos.
Jaume Serral es entrenador internacional en PNL y especialista en Hipnosis Ericksoniana, ha sido profesor del Posgrado Universitario de Persuasión Estratégica Interpersonal y actualmente es profesor en el Master de Seguridad Privada, ambos de la Universidad de Barcelona, es fundador de Human Abilities y co-autor junto con Pedro García Aguado del libro Consíguelo.
Lleva más de 15 años ofreciendo formaciones de PNL y comunicación en empresas como Isdin, La Caixa, Asepeyo, Naturgy, Bon Área, Cámara de Comercio de Alicante, Cámara de Comercio de Zaragoza, Diputación de Barcelona, Universidad Pablo Olavide, diversos ayuntamientos de la provincia de Barcelona, Junta de Andalucía, entre otras muchas.
Ha dirigido talleres sobre relaciones interpersonales y seducción para hombres y mujeres.
Y no sólo eso, sino que durante muchos años se dedicó al mundo de las ventas por lo que, como puedes ver, eso de relacionarse con los demás y hablar en público forma parte de su vida desde hace muchísimo tiempo.
Por su parte, Óscar Fernández Orellana se dedica a la formación en habilidades interpersonales desde 1.996 –¡sí, desde el siglo pasado!–, así que puedes imaginar el número de horas que se ha pasado hablando delante de personas.
Además de ser psicólogo, es máster en Comunicación no verbal y detección de la mentira, así que no va a explicarte chorradas como que cruzar los brazos significa que te cierras y ese tipo de cosas.
En cambio, sí que puede explicarte qué comportamientos no verbales puedes adoptar para sentirte más segur@ y transmitir más firmeza o cómo moverte delante de la audiencia dando la sensación de que el control es tuyo.
Es profesor de MBA en escuelas de negocio e, igual que Jaume, ha sido profesor del postgrado universitario de Persuasión Estratégica Interpersonal de la Universidad de Barcelona.
Tiene un libro llamado Así persuaden los líderes y un podcast con el nombre de «Créeme lo que te digo», dedicado a la comunicación persuasiva.
Trabaja para empresas como Almirall, Asepeyo, Isdin, Zambon, Sanofi, Orbea, Grupo Godó, Vuitton, Flex-n-Gate, NH Hoteles, Volkswagen, Privalia, TKE, Vuitton, Loewe, Théa, Gobierno de Cataluña, Cruz Roja, Abbvie, CDMON, Inditex, Panasonic, entre otras muchas.
Mira, no te contamos estas cosas para presumir de trayectoria, sino para que entiendas que los dos nos hemos pasado buena parte de nuestras vidas hablando delante de otras personas y que nadie puede mantenerse tanto tiempo en el mercado si no sabe lo que hace cuando tiene que manejar a un grupo de seres humanos.
O aprendes a hacerlo o el mercado te expulsa.
Si comparas los contenidos de todos los cursos de hablar en público te darás cuenta de que son más o menos los mismos porque, no nos engañemos, ninguno inventamos la sopa de ajo.
Cuando hablas en público, lo que dices es relevante, por supuesto, pero lo que marca la diferencia es cómo lo dices. La diferencia está en quién te lo cuenta y cómo te lo cuenta y, en eso, te aseguro que sabemos lo que hacemos.
A partir de ahí, tu dinero, tu decisión.